Documentos varios del Patriarcado




Comunicado de la Asamblea de los Primados de las Iglesias Ortodoxas

 

 

ASAMBLEA DE LOS PRIMADOS DE LAS IGLESIAS ORTODOXAS

CHAMBÉSY, 21-28 DE ENERO DE 2016

 

COMUNICADO

 

A invitación de Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé ha tenido lugar la Asamblea de los Primados de las Iglesias Ortodoxas autocéfalas en el Centro Ortodoxo del Patriarcado Ecuménico en Chambésy-Ginebra del 21 al 28 de enero de 2016. Han asistido los siguientes Primados:

 

El Patriarca Ecuménico Bartolomé

El Patriarca de Alejandría Teodoro

El Patriarca de Jerusalén Teófilo

El Patriarca de Moscú y Toda Rusia Cirilo

El Patriarca de Serbia Ireneo

El Patriarca de Rumanía Daniel

El Patriarca de Bulgaria Neófito

El Patriarca de Georgia Elías

El Arzobispo Crisóstomo de Chipre

El Arzobispo de Albana Anastasio

El Arzobispo de Chequia y Eslovaquia Rastislao

 

Han estado ausentes Sus Beatitudes el Patriarca de Antioquía Juan X y el Metropolita de Varsovia Sabas por motivos de salud, y el Arzobispo de Atenas y Toda Grecia Jerónimo II por motivos personales. No obstante, los tres han estado representados oficialmente por delegados de sus Iglesias.

 

Los Primados de las Iglesias Ortodoxas se han reunido para definir los temas del Santo y Gran Concilio. Durante el transcurso de la Asamblea, el domingo 24 de enero, tuvo lugar una concelebración en la Iglesia estauropégica de San Pablo, presidida por el Patriarca Ecuménico en concelebración con Sus Beatitudes los Primados, así como los jefes de las delegaciones de las Iglesias Ortodoxas, a excepción del jefe de la delegación de la Santa Iglesia de Antioquía.

 

Durante la Asamblea, cuyas sesiones se han desarrollado, según la palabra apostólica "profesando la Verdad en la caridad" (Ef. 4,15), en un espíritu de concordia y comprensión, los Primados han afirmado su compromiso con la convocatoria del Santo y Gran Concilio. Este tendrá lugar en la Academia Ortodoxa de Creta del 16 al 27 de junio de 2016. Con este objetivo, los Primados invocaron humildemente la gracia y la bendición del Dios trinitario y pidieron las oraciones fervientes de la plenitud de la Iglesia, del clero y de los laicos, para el período que queda hasta la celebración del Santo y Gran Concilio y por el buen desarrollo de las sesiones.

 

Los temas ratificados oficialmente y enviados al Santo y Gran Concilio para su adopción son los siguientes: La misión de la Iglesia Ortodoxa en el mundo contemporáneo, La diáspora ortodoxa, La autonomía y el modo de proclamarla, El sacramento del Matrimonio y sus impedimentos, La importancia del ayuno y su observancia hoy en día, Las relaciones de las Iglesias Ortodoxas con el conjunto del mundo cristiano. Por decisión de los Primados, todos los textos aprobados serán publicados.

 

Los Primados han decidido la constitución de un Secretariado Pan-ortodoxo, el reglamento y el funcionamiento del Concilio, la participación de observadores no ortodoxos durante las sesiones de apertura y clausura y la evaluación de los costes.

 

Además, los Primados han expresado su apoyo a los cristianos perseguidos del Oriente Próximo y su preocupación permanente por el secuestro de dos metropolitas, Pablo Yazigi del Patriarcado de Antioquía y Gregorio Youhanna Ibrahim de la Iglesia Siro-ortodoxa.

 

Los trabajos de la Asamblea terminaron en la tarde del miércoles 27 de enero de 2016 con la alocución de clausura de su Presidente, Su Santidad el Patriarca Ecuménico.

 

En el Centro Ortodoxo del Patriarcado Ecuménico

Chambésy-Ginebra

27 de enero de 2016

 


 Reunión de los Primados de las Iglesias Ortodoxas

Fanar, Μarzo 6 al 9 de 2014

Mensaje

 

 

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Por la gracia de Dios, los primados de las Santísimas Iglesias ortodoxas autocéfalas, a los fieles ortodoxos de todo el mundo, a todos nuestros hermanos y hermanas cristianos, así como a todas las personas de buena voluntad: extendemos la bendición de Dios y nuestro saludo de amor y paz.

"Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes y los mencionamos en nuestras oraciones, recordando ante nuestro Dios y Padre la obra de vuestra fe, el trabajo de amor, y la tenacidad de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo." (1 Tes. 1,2 - 3)

1. Habiendo sido convocados por la gracia de nuestro compasivo Dios, a través de la invitación del Arzobispo de Constantinopla y Patriarca Ecuménico Bartolomé, en el Fanar, desde el 6 al 9 de Marzo de 2014; habiendo deliberado en el amor fraterno asuntos concernientes a nuestra Santa Iglesia hoy, y concelebrando en la iglesia patriarcal de San Jorge, en la ocasión gloriosa del domingo de la Ortodoxia, nos dirigimos a vosotros con estas palabras de amor, paz y consuelo.

Puesto que nuestra Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica, y Ortodoxa mora en el mundo, también experimenta los desafíos de cada época. Fiel a la Sagrada Tradición, la Iglesia de Cristo está en constante diálogo con cada período de tiempo, sufriendo con los seres humanos y compartiendo sus angustias. Ya que "Jesucristo es el mismo ayer, hoy , y por los siglos". (Heb. 13.8) .

Las pruebas y los desafíos de la historia son especialmente agudos en nuestros días, y los cristianos ortodoxos no pueden permanecer al margen o ser indiferente a ellos. Es por esto que nos hemos reunido "en un mismo lugar" (Hch. 2,1) con el fin de reflexionar sobre los problemas y las tentaciones que enfrenta la humanidad hoy en día. "Hay enfrentamientos fuera y miedo dentro." (II Cor. 7, 5) Estas palabras apostólicas son también válidas para la Iglesia de hoy.

2. Al reflexionar sobre el sufrimiento de la gente en todo el mundo, expresamos nuestro apoyo al martirio y nuestra admiración por el testimonio de los cristianos en Oriente Medio, África y otras partes del mundo. Hacemos un llamado a considerar su doble martirio: por su fe, así como por la salvaguardia de su relación histórica con las gentes de otras creencias religiosas. Denunciamos la falta de paz y estabilidad, lo que está provocando a los cristianos que abandonen la tierra donde nació nuestro Señor Jesucristo, y desde donde la buena nueva se extendió a todo el mundo.

Nuestra simpatía se extiende a todas las víctimas de la tragedia en Siria. Condenamos toda forma de terrorismo y detracción de la religión. El secuestro de los Metropolitanos Pablo y Youhanna, de otros clérigos y de las monjas del Convento de Santa Tecla, en Maalula sigue siendo una herida abierta, y exigimos su liberación inmediata.

Hacemos un llamamiento a todos los involucrados por el cese inmediato de las acciones militares, la liberación de los cautivos, y el establecimiento de la paz en la región a través del diálogo. Los cristianos en Oriente Medio son un fermento de paz. Paz para toda la gente también significa la paz para los cristianos. Apoyamos al Patriarcado de Antioquía en su ministerio espiritual y humanitario, así como sus esfuerzos para la reconstrucción y el reasentamiento de todos los refugiados.

3. Fervientemente oramos por la negociación pacífica y la reconciliación en oración en la actual crisis en Ucrania. Denunciamos las amenazas de ocupación violenta de los sagrados monasterios e iglesias, y oramos por el regreso de nuestros hermanos en la actualidad fuera de la comunión eclesial a la Santa Iglesia.

4. Una amenaza fundamental para la justicia y la paz  -tanto a nivel local como a nivel mundial- es la crisis económica mundial. Las ramificaciones de ésta son evidentes en todas las capas de la sociedad, donde valores como la integridad personal, la solidaridad fraterna y la justicia a menudo faltan. Los orígenes de esta crisis no son meramente financiera. Son morales y espirituales en carácter. En lugar de conformarnos a los ídolos mundanos de poder, la codicia y el hedonismo, hacemos hincapié en nuestra vocación de transformar el mundo, asumiendo los principios de la justicia, la paz y el amor.

Como resultado del egocentrismo y el abuso de poder, muchas personas socavan el carácter sagrado de la persona humana, dejando de ver el rostro de Dios en el más pequeño de nuestros hermanos y hermanas (cf. Mat. 25, 40-45). Muchos permanecen indiferentes a la pobreza, el sufrimiento y la violencia que azotan a la humanidad.

5. La Iglesia está llamada a articular su palabra profética. Expresamos nuestra preocupación genuina acerca de las tendencias locales y globales que socavan y erosionan los principios de la fe, la dignidad de la persona humana, la institución del matrimonio, y el don de la creación.

Hacemos hincapié en la santidad indiscutible de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Reconocemos el matrimonio como la unión de hombre y mujer que refleja la unión entre Cristo y su Iglesia. Nuestra vocación es la de preservar el medio ambiente natural como administradores y no propietarios de la creación. En este período de la Gran Cuaresma , exhortamos a nuestros clérigos y laicos para observar un espíritu de arrepentimiento , de experimentar la pureza de corazón , la humildad y el perdón , dando testimonio de las enseñanzas eternas de nuestro Señor Jesucristo en la sociedad.

6. Esta Synaxis de Primados es una bendita ocasión para nosotros a fin de reforzar nuestra unidad a través de la comunión y la cooperación. Afirmamos nuestro compromiso con la importancia primordial de la sinodalidad para la unidad de la Iglesia. Afirmamos las palabras de San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla, que "el nombre de la Iglesia significa la unidad y la concordia, no la división." Nuestro corazón está puesto en el tan esperado Santo y Gran Sínodo de la Iglesia Ortodoxa, a fin de testimoniar su unidad, así como su responsabilidad y cuidado para con el mundo contemporáneo.

La Synaxis acordó en que el trabajo preparatorio para el Sínodo debería intensificarse. Un Comité especial Inter-ortodoxo trabajará a partir de septiembre de 2014 hasta la santa Pascua de 2015, seguido por una Conferencia Pan-Ortodoxa Pre-sinodal que se celebrará en el primer semestre de 2015. Todas las decisiones en el Sínodo y en las etapas preparatorias se toman por consenso. El Santo y Gran Sínodo de la Iglesia Ortodoxa será convocadas por el Patriarca Ecuménico de Constantinopla en 2016, a menos que ocurra algo inesperado. El Sínodo será presidido por el Patriarca Ecuménico. Sus hermanos Primados de las demás Iglesias Ortodoxa Autocéfala se sentarán a su derecha y a su izquierda.

7. Inseparablemente interconectada con la unión está la misión. La Iglesia no vive para sí misma, sinó que está obligada a dar testimonio y compartir los dones de Dios con los que están cerca y lejos. En la participación en la divina Eucaristía y la oración por la ecúmene, estamos llamados a continuar con esta liturgia después de la liturgia, compartiendo los dones de la verdad y el amor con toda la humanidad, de conformidad con el último mandamiento y la promesa del Señor: "Id, y haced discípulos de todas las naciones . . . Y he aquí que yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos " (Mt 28,19-20 ) .

8. Vivimos en un mundo donde la multiculturalidad y el pluralismo son realidades inevitables, que están cambiando constantemente. Somos conscientes del hecho de que ningún problema en nuestro tiempo puede ser considerado o resuelto sin referencia al nivel mundial, que cualquier polarización entre lo local y lo ecuménico sólo conduce a la distorsión de la forma ortodoxa de pensar.

Por lo tanto, incluso ante la cara de las voces de la disensión, la segregación y división, estamos decididos a proclamar el mensaje de la Ortodoxía. Reconocemos que el diálogo es siempre mejor que el conflicto. El retroceso y el aislacionismo nunca son opciones. Reafirmamos nuestra obligación en todo momento de ser abiertos en nuestro contacto con "el otro": con otras personas y otras culturas, así como con otros cristianos y personas de otras religiones.

9. Por encima y más allá de todos los desafíos, proclamamos la buena noticia de un Dios que "tanto amó al mundo" que Él "puso su morada entre nosotros." Por lo tanto, nosotros los ortodoxos permanecemos llenos de esperanza. A pesar de todas las tensiones, nos atrevemos a espera, sin embargo, en el "Dios todopoderoso, que es y que era y que ha de venir". (Apoc. 1,8) Pues recordamos que la última palabra - la palabra de la alegría, el amor y la vida - pertenece a Él, a quien se debe toda gloria, honor y adoración por los siglos de los siglos. Amén.


En Fanar, 9 de marzo de2014.

+ Bartolomé de Constantinopla

+ Theodoros de Alexandria
+ Theophilos de Jerusalén
+ Kirillos de Moscú
+ Irineos de Serbia
+ Daniel de Rumania
+ Neófitos de Bulgaria
+ Elias de Georgia
+ Crisostomos de Chipre
+ Hieronymos de Atenas
+ Savas de Varsovia
+ Anastasiosde Tirana


PRIMUS SINE PARIBUS

(PRIMERO SIN IGUALES)

Respuesta al Texto sobre la Primacía del Patriarcado de Moscú

Elpidoforos Lambriniadis

Metropolita de Bursa

Profesor de la Facultad Teológica de la Universidad Aristotélica de Tesalónica

 

En una reciente decisión sinodal, la Iglesia de Rusia parece haber escogido una vez más el aislarse tanto del diálogo teológico con la Iglesia Católica Romana como de la comunión con las demás Iglesias Ortodoxas. Existen dos puntos que vale la pena notar desde un principio, los cuales son indicativos de la intención del Sínodo de la Iglesia de Rusia:

 

Primero, su deseo de socavar el texto de Ravena, invocando razones aparentemente teológicas a fin de justificar la ausencia de su delegación en la reunión plenaria de la comisión conjunta (ausencia ordenada, como todos saben, por otras razones); y

Segundo, de retar de la manera más abierta y formal (por decreto sinodal concretamente) la Primacía del Patriarcado Ecuménico dentro del mundo Ortodoxo, al observar que el texto de Ravena, sobre el cual todas las Iglesias Ortodoxas estuvieron de acuerdo (con la excepción, claro está, de la Iglesia de Rusia), determina la Primacía del obispo en los tres niveles de la estructura eclesiológica en la Iglesia (local, provincial, universal) lo cual apoya y asegura también la Primacía de la Primera Cátedra de la Iglesia Ortodoxa.

 

El texto de la posición del Patriarcado de Moscú sobre el “problema” (como ellos lo llaman) de la Primacía en la Iglesia universal, no niega ni el sentido ni el significado de Primacía; lo cual, hasta este punto, es correcto. Adicionalmente, sin embargo, procura realizar (ciertamente, como veremos, de manera indirecta) la introducción de dos distinciones relacionadas con el concepto de Primacía.

 

La distinción entre primacía eclesiológica y teológica

La primera diferenciación introduce un contraste entre la primacía, cuando es aplicada a la vida de la Iglesia (eclesiología), y de la supremacía en cuanto es comprendida en la Teología. El texto del Patriarcado de Moscú es, por lo tanto, forzado a adoptar una distinción sin precedentes entre, por una parte, la primacía “primaria” del Señor y, por otra, las primacías “secundarias” de los obispos (las varias formas de primacía… son secundarias), aunque más adelante en el mismo texto será sugerido que el obispo es imagen de Cristo (cf 2.1), lo cual parece implicar que las primacías son homólogas, o al menos análogas, y no simplemente unánimes. Aún la formulación escolástica de tales distinciones entre primacías “primarias” y “secundarias” demuestra la sigilosa contradicción.

 

Más aún, la intención de separar la Eclesiología de la Teología (o de la Cristología) tendría consecuencias adversas tanto para una como para la otra. Ya que la Iglesia es verdaderamente el Cuerpo de Cristo y la revelación de la vida Trinitaria, entonces no podemos hablar de diferencias y distinciones artificiales que quebrantarían la unidad del misterio de la Iglesia, el cual resume tanto las formulaciones teológicas (en el estrecho sentido de la palabra) como las cristológicas. De manera contraria, la vida eclesiástica separada de la teología y se reduce a un seco instituto administrativo, mientras, por el otro lado, una teología sin correspondencia a la vida y estructura de la Iglesia acaba como una estéril inquietud académica. De acuerdo al Metropolita Juan de Pérgamon: “La separación de las instituciones administrativas de la Iglesia del dogma, no es solamente algo desafortunado, sino además peligroso”.

 

La separación de los diferentes niveles eclesiológicos

La segunda diferenciación, que según nuestra opinión pretende introducir el texto del Patriarcado de Moscú, hace alusión a los tres niveles eclesiológicos de la estructura de la Iglesia. Y es aquí donde, según parece, está concentrado todo el peso del texto. El texto afirma que la primacía es entendida e institucionalizada de una manera en el nivel local de la diócesis y de otra en el nivel regional de una “arquidiócesis autocéfala” (sínodo eparquial autocéfalo); y aún es determinada de otra manera en el nivel de la iglesia universal (cf. 3: “Debido al hecho que la naturaleza de la primacía, que existe en varios niveles del orden eclesiástico [diocesano, local y universal] varía, las funciones de los primus en diferentes niveles no son idénticas y no pueden ser transferidas de un nivel a otro”).

 

La decisión Sinodal afirma que, no sólo difieren estas tres primacías, sino que aún sus fuentes son diferentes: la primacía del obispo local tiene como fuente la sucesión apostólica (2:1), la primacía de la cabeza de una iglesia autocéfala su elección por el sínodo (2:2) y, la primacía de la cabeza de la iglesia universal, el rango que se le atribuye por las dípticas (3:3). Por lo tanto, concluye el texto del Patriarcado de Moscú, estos tres niveles y sus correspondientes primacías no son comparables entre sí, tal como el texto de Ravena los interpreta, basado en 34º canon Apostólico.

 

Es claramente evidente el angustioso esfuerzo en la presente decisión Sinodal de convertir la primacía en algo externo y, por lo tanto, ajeno a la persona del primado. Esto es lo que consideramos ser la razón por la cual la posición del Patriarcado de Moscú insiste tan fuertemente en determinar las fuentes de la primacía, las cuales siempre difieren de la persona del primus, de tal manera que el primado se convierte en recipiente, en lugar de ser la fuente de su primacía. ¿Será que esta dependencia implica además la autonomía de la primacía? Para la Iglesia, una institución está siempre hipostatizada en una persona. Nunca podremos encontrar una institución impersonal, de la manera como sería si la primacía fuese concebida independientemente del primado. Debe aclararse acá, que la primacía en el primus es también hipostatizada por el lugar específico, la Iglesia local, la región geográfica sobre la cual el primado preside. Es importante observar en este punto las siguientes contradicciones lógicas y teológicas.

Si el primus es recipiente de su primacía, entonces la primacía existe sin él y sin necesidad de él, lo cual es imposible. Esto aparece muy claramente en la justificación dada para la primacía en los niveles regional y ecuménico. Para el nivel regional, la fuente de la primacía es considerada el sínodo eparquial; pero ¿puede acaso haber un sínodo sin un primus? La relación dialéctica entre el primado y su sínodo, tal como fue formulado en el 34º cánon de los Apóstoles (al igual que en los cánones 9º y 16º de Antioquía, de acuerdo a los cuales un sínodo sin un jerarca que lo presida es incompleto), es abrogada a favor de una relación unilateral, donde los muchos constituyen el uno, el primus, contradiciendo así toda razón, según la cual el jerarca que preside es el factor constitutivo y el garantizador de la unión de los muchos. Un segundo ejemplo de la contradicción lógica es el ejemplo de las Dípticas. En este caso el síntoma es tomado por causa, y lo significado es confundido con el significador. Las Dípticas no son la fuente de la primacía en el nivel interprovincial, sino más bien su expresión – de hecho, una de sus expresiones. Por sí solas, las Dípticas constituyen una expresión del orden y jerarquización de los Patriarcados y las Iglesias Autocéfalas, y una jerarquzación tal requiere al primus (seguido por el segundo, por el tercero, y así consecutivamente). No pueden las Dípticas de manera retrospectiva constituir la primacía, sobre la cual ellas mismas están basadas.

 

Para poder entender las innovaciones más claramente, veamos por un momento lo que todo esto significaría si lo relacionáramos y lo aplicáramos a la vida de la Santa Trinidad, la fuente de toda primacía (“Así habla el Señor, el Rey de Israel, su redentor, el Señor de los ejércitos: Yo soy el Primero”, Is. 44:6).

 

La Iglesia ha entendido desde siempre y sistemáticamente a la Persona del Padre como el Primero en la comunión de la Santa Trinidad (“la monarquía del Padre”). Si fuera aceptada la lógica de la innovación de la Iglesia de Moscú que está bajo examen, estaríamos obligados también a afirmar que Dios Padre no es Él mismo la causa sin principio de la divinidad y de la paternidad (“Por eso doblo mis rodillas delante del Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra” Ef. 3, 14-15), sino que se convierte en recipiente de su propia “primacía”. ¿De dónde, pues? ¿De las otras Personas de la Santa Trinidad? Pero ¿cómo podríamos suponer esto sin invalidar el orden de la teología, como escribe San Gregorio el Teólogo, o aun peor, sin volcar - o hasta podríamos decir sin “confundir”– las relaciones de las Personas de la Santa Trinidad? ¿Es acaso posible que el Hijo o el Espíritu Santo “precedan” al Padre?

 

Cuando el texto del Santo Sínodo de la Iglesia de Rusia no acepta reconocer a un “jerarca universal”, bajo el pretexto que la universalidad de dicho jerarca “elimina la igualdad sacramental de los obispos” (3:3), simplemente formula un sofisma. En cuanto su sacerdocio, claro está, todos los obispos son iguales, pero ni son ni podrán ser iguales como obispos de ciudades específicas. Los cánones sagrados (Como el 3er cánon del Segundo Concilio Ecuménico, el 28º del Cuarto Concilio Ecuménico, el 36º del Quintisexto Concilio) jerarquizan a las ciudades, atribuyéndoles a algunas el estatus de Metropolitana y a otras el estatus de Patriarcado. De entre estas últimas, a una le atribuyen además la responsabilidad primaria, a otra responsabilidad secundaria, y así sucesivamente. No todas las Iglesias locales son iguales, ni en orden ni en rango.  Y debido a que un obispo nunca será obispo si carece de una asignación específica, y deberá, por lo tanto, ser el obispo que preside sobre una Iglesia local – es decir, será siempre el obispo de una ciudad específica (lo cual es una característica inseparable y condición de una ordenación episcopal) – entonces los obispos también son categorizados análogamente (es decir, es diferente la dignidad de una Metrópolis a la de un Patriarcado; de igual manera se le atribuye una dignidad diferente a los Patriarcados antiguos, reconocidos por Concilios Ecuménicos, y otra distinta es atribuida a los Patriarcados más recientes). Por lo tanto, en esta jerarquización, sería inconcebible que no haya un primus. Muy al contrario, hoy observamos la aplicación de una nueva “primacía”, a saber, la “primacía de los números”, en la cual habiéndose apoyado aquellos que hoy ponen en tela de juicio la primacía universal y canónica de la Madre Iglesia (de Constantinopla), dogmatizan sobre el rango que carece de testimonio en la tradición de la Iglesia o, más bien, sobre la pretensión de que ubi russicus ibi ecclesia russicae, es decir, “donde sea que haya un ruso, ahí también se extiende la jurisdicción de a Iglesia de Rusia”.

Durante la larga historia de la Iglesia, el jerarca que presidía en la Iglesia universal era el obispo de Roma. Después de la ruptura de la comunión Eucarística con Roma, el jerarca que preside en la Iglesia Ortodoxa es canónicamente el Arzobispo de Constantinopla. Observamos en el caso del Arzobispo de Constantinopla la coincidencia única de coexistencia de los tres niveles de primacía, es decir, la local (como Arzobispo de Constantinopla – Nueva Roma), la regional (como Patriarca), y la universal o mundial (como Patriarca Ecuménico). Esta triple primacía se traduce también en privilegios específicos, como el de la convocatoria o el derecho de conceder y eliminar autocefália (ejemplos de estos últimos son los Arzobispados-Patriarcados de Ochrid, Pec y Turnavo, etc.), privilegio que el Patriarca Ecuménico ha ejercido aún en casos de Patriarcados recientes, que todavía no han sido validados por decisiones de Concilios Ecuménicos, el primero de los cuales es precisamente el de Moscú.

La primacía del Arzobispo de Constantinopla no tiene nada que ver con Dípticas que, como ya dijimos, expresan simplemente esta jerarquización (que, una vez más en términos contradictorios, el texto del Patriarcado de Moscú acepta implícitamente, pero niega explícitamente). Si vamos a hablar acerca de la fuente de la primacía, entonces la fuente de dicha primacía es precisamente la persona misma del Arzobispo de Constantinopla, quien precisamente como obispo es uno “entre iguales”, pero como Arzobispo de Constantinopla, y por lo tanto como Patriarca Ecuménico es el primero-sin iguales (primus sine paribus).

 

. Las lecturas y citas son tomadas del texto en inglés, “Position of the Moscow Patriarchate on the problem of primacy in the Universal Church,” (Posición del Patriarcado de Moscú sobre el problema de la Primacia en la Iglesia Universal), tal como fue publicado en la página web oficial del Patriarcado de Moscú:  https://mospat.ru/en/2013/12/26/news96344/.

 

. Ejemplos característicos de otros casos similares de aislamiento incluyen la ausencia del Patriarcado de Moscú de la Conferencia de Iglesias Europeas, así como la ya establecida práctica de los representantes de esta Iglesia de celebrar la Divina Liturgia separadamente de los demás representantes de las Iglesias Ortodoxas, encerrándose en las Embajadas locales de la Federación Rusa, cada vez que se presenta una oportunidad de una Liturgia Panortodoxa en varios contextos.

 

. Su Eminencia Crisóstomo, Metropolita de Messinia, ha tratado ya este tema en su reciente artículo publicado el 30 diciembre de 2013, en la página web: http://www.romfea.gr/diafora-ekklisiastika/21337-2013-12-30-03-52-35.

 

Acerca de lo que realmente sucedió en Ravena en el año 2007 y las lamentables impresiones registradas por los observadores Católicos Romanos, consultar el análisis del Padre Aidan Nichols en su libro Rome and Eastern Churches, San Francisco: Ignatius Press, 2nd Edition, 2010, pp. 368-9: “En octubre del 2006 [sic], la comisión resumió sus discusiones en Ravena, aunque el evento haya sido estropeado por la ‘retirada’ hecha por parte del representante del patriarcado de Moscú. La protesta del Obispo Hilarión en ningún momento fue causada por algún ‘malhecho’, real o imaginario, de la Iglesia Católica, sino por la presencia de la delegación de la iglesia Ortodoxa de Estonia, cuya autocefalía [sic], respaldada por Constantinopla, es todavía negada en Rusia. Su acto demostró, claro está, la necesidad precisamente de una fuerte primacía universal que pueda balancear la sinodicalidad en la Iglesia”. Y continúa: “la decisión del patriarcado de Moscú en octubre del 2007 de retirar a sus representantes de la reunión en Ravena… fue no solamente un irritante impedimento en ese diálogo; fue precisamente uno de esos sucesos que hace a los Católicos pensar que los ortodoxos necesitan a un papa tanto como el papa los necesita a ellos.” (p. 369).

 

. “The Synodal Institution: Historical, Ecclesiological and Canonical Issues,” (La Institución Sinodical: Asuntos Históricos, Eclesiológicos y Canónicos)  en Theologia 80 (2009), pp. 5-6. [en Griego]

El Patriarca de Antioquía por ejemplo, aunque ha residido por mucho tiempo en Damasco, sigue siendo el Patriarca de Antioquía, debido a que Damasco se encuentra dentro de la jurisdicción geográfica de esa Iglesia.

. Metropolita Juan de Pérgamon, “Recent Discussions on Primacy in Orthodox Theology” (Discusiones Recientes sobre Primacía en la Teología Ortodoxa), en el volumen editado por el Cardenal Walter Kasper, The Petrine Ministry: Catholics and Orthodox in Dialogue, New York: The Newman Press, 2006, pp. 231-248. Ver también: Metropolita Juan de Pérgamon, “Eucharistic Ecclesiology in the Orthodox Tradition” (Eclesiología Eucarística en la Tradición Ortodoxa), Theologia 80 (2009), p. 23. [En Griego].

 

. He tratado personalmetne este tema durante una conferencia en la Escuela Teológica de la Santa Cruz en Boston: “Verdaderamente, al nivel de la Santa Trinidad el principio de la unidad no es la esencia divina, sino la Persona del Padre (‘Monarquía’ del Padre), al nivel eclesiológico de la Iglesia local, el principio de la unidad no es el presbiterio ni tampoco el culto común de los Cristianos, sino la persona del Obispo, así que a nivel Pan-Ortodoxo, el principio de la unidad no puede ser una idea o una institución, sino que debe ser, si es que queremos estar consistentes con nuestra teología, una persona.”

(http://www.ecclesia.gr/englishnews/default.asp?id=3986)

 

. En su III Discurso Teológico, San Gregorio el Teólogo escribe: “En cuanto a nosotros, lo honramos a Él como a la monarquía” (PG 36, 76). El concepto de monarquía corresponde “al orden de la teología” (5ª Oración Teológica, PG 36, 164). La Santísima Trinidad no compone una federación de personas; así que no debemos escandalizarnos cuando el mismo Teólogo de los Santos Padres habla de la monarquía y primacía del Padre divino.

Este argumento ha sido claramente explicado en el artículo del Padre John Panteleimon Manoussakis, titulado “Primacy and Ecclesiology: The State of the Question,”, en la obra colectiva titulada Orthodox Constructions of the West, editada por Aristotle Papanikolaou y George Demacopoulos, New York: Fordham University Press, 2013, p. 233.

 

 


Comunicado oficial por el Respeto de las Diferencias Religiosas y Cese de la Violencia

 

El Patriarcado Ecuménico expresa profunda tristeza puesto que el mundo se ha apresurado en un tiempo de confusión y volátil de protestas religiosas que se ponen violentas, y una falta grave de consideración por las diferencias religiosas.  Cuando nosotros actuamos irrespetuosa y violentamente en el nombre de nuestros prejuicios religiosos o nuestras creencias religiosas   estamos minando nuestras propias vidas y fe, creando una atmósfera de enojo, odio, y desconfianza que desenreda el mismo hilo que ha entretejido a la humanidad desde  nuestra creación.   

El Patriarcado Ecuménico emitió el pasado mes de agosto un comunicado oficial "Sobre el resurgimiento de la Violencia extendida por todo el Mundo" y requirió a todas las personas comprometidas con la violencia a deponer sus armas.  Dados los eventos de las últimas semanas, esta llamada al compromiso pacífico y respeto mutuo hacia toda la humanidad es aun más crítica.   

La Sagrada Escritura nos enseña en Proverbios 10.12 "El odio aviva la disputa, pero el amor cubre todos los pecados". Así que, amémonos los unos a los otros porque sabemos que el verdadero amor viene de Dios que creó a cada persona viviente, y Él ama a cada individuo en Su Providencia Divina.  Nosotros quienes pretendemos conocer a Dios debemos reconocer el milagro Divino de vida dentro de cada ser humano y respetar esa semilla de la creación Divina.  Nosotros, quienes nombramos a Dios nuestro soberano debemos nutrir la vida humana y extender la mano con honor a esa persona con quien discrepamos.  

El Patriarcado Ecuménico cree que tenemos la obligación de dialogar con aquéllos que son diferentes que nosotros para entender los símbolos del otro, sus prioridades, y su manera de pensar.  Los símbolos son representaciones externas a las cuales todas las personas dan su propio significado interior y valores. Al desarrollar una comprensión de los símbolos, logramos entender a la persona.  Destruir los símbolos es infligir dolor en las personas que honran esos símbolos y las tradiciones que representan en su corazón.   

Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé I continúa instigando a toda la humanidad a adoptar una "conversión radical de actitudes, hábitos y prácticas" y para lograr ese nivel de compromiso dónde nosotros "estamos abiertos a compartir todas las cosas con todas las personas". Él nos apunta a San Juan Crisóstomo que escribió: "el sacramento de ' nuestro prójimo' no pueden aislarse del sacramento del 'altar'". En la búsqueda de estas verdades y el reconocimiento humilde del Divino en todas las personas, Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé I y el Patriarcado Ecuménico denuncian el tratamiento entre si con falta de respeto, desdén, y odio destructivo. Al final, nadie se beneficia del discurso odioso, imputaciones infundadas, mal entendimiento de las diferencias culturales, culpando a otros para evitar la responsabilidad. Sin tener en cuenta el camino que la conciencia de cada uno ha escogido seguir, todos estamos tejidos juntos intricadamente en un tapiz Divino y debemos reconocer la belleza y el valor inherente de cada hilo y terminar con la destrucción de cualquier parte de nuestra belleza colectiva. 

En el Patriarcado Ecuménico, a 29 de septiembre de 2012 

De la Secretaría Principal del Santo Sínodo 




                          PATRIARCADO ECUMÉNICO            

               COMUNICADO OFICIAL

 

             El Patriarcado Ecuménico expresa una profunda preocupación por el resurgimiento de la violencia actualmente extendiéndose por todo el mundo. Desde América a África y a lo largo de Europa y Asia, se enfrentan los continentes con el fenómeno de la intolerancia que no sólo socava la estabilidad y la paz mundiales, sino también constituye un rechazo de la dignidad humana. Los asesinatos raciales, el genocidio, la limpieza étnica, el antisemitismo, la destrucción de lugares de culto etc., constituyen actos bárbaros que deben denunciarse públicamente, particularmente cuando son enmascarados con el velo de la religión en un intento de justificarlos. 

El Patriarcado Ecuménico está particularmente interesado en las situaciones en Oriente Medio, así como en Nigeria y Sudán. Los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes en estas partes del mundo deberán ser superados promoviendo el amor al prójimo como la expresión pacífica del lazo que une a cada ser humano.  Además, el Patriarcado Ecuménico está profundamente preocupado por el futuro del pueblo de Siria, así como por el futuro de la Cristiandad en ese país.  Por consiguiente, llamamos a todas las partes involucradas en este conflicto para que dejen las armas, especialmente dada la urgencia de la situación humanitaria. 

La solución a tales conflictos requiere diálogo sobre todo lo demás.  El diálogo constituye más que una comprensión mejor o tolerancia de nuestras diferencias. De hecho, el diálogo es la esencia de la conciliación y la transformación. Por consiguiente, los líderes religiosos deberían estar trabajando juntos, a través del diálogo, para afirmar la paz de Dios en el mundo.  Nosotros, como líderes religiosos, tenemos una obligación moral de resistir la guerra y promover la paz como una necesidad vital y fundamental para toda la humanidad. La religión no puede y nunca debe ser una base para la guerra y el conflicto, ni debe usarse como un instrumento de fundamentalismo y fanatismo por motivos y fines puramente políticos. Con gran resolución, hemos enfatizado repetidamente que cualquier crimen en nombre de la religión es un crimen contra la religión. En este respecto, el diálogo es la única esperanza de lograr la paz. 

Finalmente, Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé y el Patriarcado Ecuménico expresan su solidaridad y compasión hacia todas las comunidades afectadas por la violencia, haciendo un llamamiento ferviente a todas las Iglesias Ortodoxas, todas las Iglesias cristianas y comunidades religiosas, así como a las organizaciones internacionales y a los estados, y a toda persona de buena voluntad, para contribuir al triunfo de la paz por encima de la guerra y el odio. 

En el Patriarcado Ecuménico, el 14 de agosto de 2012 

Secretaría Principal del Santo y Sagrado Sínodo  

 


A propos de la primauté dans l’Eglise Orthodoxe...

P. Makarios Griniezakis,

Archimandrite du Trône Œcuménique

 

Le site web www.amen.gr a publié le 8 août 2009 un article relatant la mise sur pied par le Saint Synode de l’Église russe d’un groupe de travail chargé de l’étude des prises de position du Patriarcat de Moscou concernant les primautés entre les Églises orthodoxes. Les informations sont publiées au travers des déclarations de l’Archiprêtre Maxim Kozlov, membre du groupe nouvellement constitué. En rapport avec ces déclarations et pour corriger certaines imprécisions ecclésiologiques et théologiques, entendues de temps en temps par des clercs et des théologiens russes, permettez-moi d’exprimer les pensées suivantes:

1. De prime abord, il est attristant de constater qu’un Patriarcat orthodoxe n’a toujours pas éclairci dans sa conscience qui occupe la Primauté dans l’Orthodoxie. Il est également inquiétant de voir aujourd’hui la création d’un comité chargé d’étudier la Primauté au sein des Églises orthodoxes alors qu’il y a quelques mois, en octobre dernier, au cours de l’Assemblée des Chefs d’Église était signé un document reconnaissant le «Primus» de l’Orthodoxie. Rappelons que les Autorités ecclésiastiques, et parmi elles le Patriarche de Russie, ont signé dans ce document qu’elles se réunissaient «à l’initiative et sous la présidence du Premier d’entre eux, le Patriarche Œcuménique Bartholomée». Et si cela devait ne pas être suffisant, alors que nos frères Russes de même confession se réfèrent au Tome Patriarcal de 1589 qui leur confère le Titre de Patriarcat, et qu’ils y voient qui signe ce Tome, comprenant ainsi qui a la Primauté dans l’Orthodoxie.

2. Le fait de mettre en doute des sujets réglés par les Conciles œcuméniques et immuables depuis des siècles est très dangereux. Nous utilisons le terme de dangerosité car, en faisant un petit retour en arrière, nous constaterons que toutes les hérésies, les schismes et les séparations ont vu le jour surtout à cause d’ambitions personnelles et d’égoïsmes, qui plus tard ont été recouverts sous le prétexte des différences dogmatiques. Arius, Dioscore, Nestorius, Apollinarius, Marcion et d’autres étaient des personnes religieuses et respectueuses, mais étaient habitées aussi d’égoïsme et surtout d’un manque de morale ecclésiastique. Si ces derniers croyaient vraiment en Dieu, s’ils obéissaient à leurs évêques, s’ils respectaient les Règles de l’Église et s’ils reconnaissaient l’authenticité des Conciles, alors ils ne seraient jamais arrivés au point tragique de déchirer l’Église Une du Christ. En conséquence, il n’est pas suffisant de suivre uniquement le dogme de nos Pères, comme d’ailleurs font les anciens calendaristes, mais il nous faut aussi vivre avec la morale qui assure l’unité de l’Église.

3. Parlant de morale ecclésiastique, il va de soi que nous ne nous identifions pas avec la logique des nombres et des grandeurs comme si nous étions des économistes, des agents de communication et des politiciens. Dans la vie de l’Église et surtout dans la vie spirituelle, dans laquelle l’Église russe peut montrer de nombreux exemples fructueux, deux et deux ne font pas toujours quatre. Quand on se met à souligner et à se référer à des grandeurs, des indices quantitatifs et des chiffres, tout cela pour engranger les éloges du monde et la première place, alors cela signifie que nous ne sommes pas des pasteurs mais des salariés du pouvoir, qui exploitons la puissance administrative et spirituelle qui découlent de notre position dans l’Église. Surtout à notre époque, ceux qui participent à l’administration de l’Église doivent comprendre qu’ils n’entrent pas dans l’arène où ont combattu Staline et Hitler pour se mesurer, mais ils entrent dans un espace où Basile le Grand, St Grégoire de Nysse, St Grégoire le Théologien, St Jean Chrysostome, et d’autres Pères de l’Église sont vivants et doivent être leurs seuls inspirateurs. C’est cela «aller à la suite des Pères». D’ailleurs, la période des Pères n’est pas finie. Chaque époque peut être caractérisée « des Pères » uniquement si elle sauve et garde les critères ecclésiastiques d’interprétation orthodoxe des problèmes et des situations; et non quand elle suit la philosophie et la logique du monde, des chiffres, des vitesses, des statistiques et des résultats.

4. Il est dit dans le texte que «la place du Patriarcat de Moscou dans la Pentarchie des anciens Patriarcats est très importante …». Il semblerait que certains ignorent ce qui est évident, à savoir que le Patriarcat de Moscou n’a jamais appartenu à la Pentarchie des anciens Patriarcats, composé du Patriarcat de l’Ancienne Rome, de la Nouvelle Rome c’est-à-dire Constantinople, d’Alexandrie, d’Antioche et de Jérusalem. Et non seulement le Patriarche de Moscou n’a jamais été considéré comme faisant partie de la Pentarchie, mais de plus dans aucun texte ecclésiastique et de droit canon n’est souligné le fait qu’il viendrait remplacer et substituer le Patriarcat de l’Ancienne Rome et occuper une place semblable dans la Pentarchie. Tout s’éclaircit en étudiant les dates historiques : le schisme final avec le Patriarcat de Rome a lieu en 1054 sous Michel Cérulaire, tandis que la Russie a été élevée au rang de Patriarcat en 1589, sous le Patriarche Jérémie II. Si quelqu’un devait remplacer le Patriarcat de l’Ancienne Rome, cela aurait dû être immédiatement après le schisme, c’est-à-dire en 1054 et non 5 siècles plus tard.

5. Il est aussi dit «que le Patriarcat de Moscou après la chute de Rome occupa une place parmi les cinq plus importantes Églises et étendit sa juridiction sur un certain nombre de pays». Ici, nous devons souligner que le Canon 28 du IV Concile Œcuménique confère le droit de la juridiction souveraine sur les pays barbares uniquement au Patriarcat de Constantinople. L’extension de la juridiction du Patriarcat de Russie, ou de n’importe quel autre Chef d’Église, à d’autres pays est non-canonique et est considérée comme acte «hors frontière». Il aurait pu y avoir extension des juridictions de ces Églises à d’autres pays si le Canon ne se référait pas à des juridictions territoriales (dans des pays barbares), mais se référait à des peuples (aux barbares). Alors nous pourrions par exemple dire que le Patriarcat de Roumanie est le chef spirituel des roumains vivant dans le monde entier, le Patriarcat de Russie des russes dans le monde entier et ainsi de suite. Mais le Canon 28 est clair et se réfère à des juridictions territoriales et non à des peuples. Toutes les Églises ont des frontières précises sauf celle duPatriarcat de Constantinople, qui a le droit de s’étendre sur tout territoire à travers le monde, à condition d’être hors et au-delà des frontières normales de quelque Église Orthodoxe Patriarcale ou Synodale que ce soit. Ce qui arrive aujourd’hui est acceptable par la force des choses, ce n’est d’ailleurs pas des meilleurs spectacles que d’avoir cinq Archevêques d’Amérique ou dans un pays d’Europe d’avoir plus d’une juridiction ecclésiastique. Cependant, la tolérance du «par la force des choses» ne doit pas aboutir à la fierté et la vantardise pour les contrevenants et surtout à plus forte raison, être considérée comme un acte régulier et prenant sa source à priori de la juridiction que possède chaque Chef d’Église dans sa région géographique ecclésiastique. Tout ce qui a été dit exprime une problématique profonde sur ce qui, de temps en temps, se dit sur la Primauté de l’Église Orthodoxe, à propos de troisième Rome, etc. Et nous n’aurions pas réagi si cela avait été exprimé par des prêtres ou des laïcs isolés. Ce qui nous inquiète, c’est qu’une Église organisée crée un comité unilatéral, selon les déclarations du Père Maxim, afin d’examiner ce qui a déjà été examiné et de décider de décisions déjà prises. On aurait attendu d’une Église éprouvée et torturée comme est l’Église Russe, d’avoir une autre façon de penser, renvoyant plus à la Foi qu’à la logique, plus au miracle qu’à la preuve. Cependant, il est clair que de toute cette histoire ni le Patriarcat Œcuménique ne perdra sa place, ni les primautés ne changeront, ni les quelconques commissions ne provoqueront de bouleversements dans l’Orthodoxie. Il est de notre devoir, par contre, de toujours témoigner à nos fidèles de la Vérité, évitant de créer des impressions et d’autres opinions. N’oublions pas que la véritable parole est au-delà du temps et qu’en fin de compte la vérité nous libèrera de l’intériorisation et de l’amour de soi, d’empathies et d’égoïsmes, de sentiments qui provoquent des séparations internes et construisent des remparts narcissiques. D’ailleurs, l’Apôtres des Nations l’a dit et l’a souligné: «la vérité nous libèrera». Quelle que soit notre position, en tant que membre de l’Église, nous avons un devoir sacré: défendre la Vérité.

 




        Всеправославное предсоборное совещание

Шамбези, 6—12 июня 2009 года.
Сообщение.

 

С 6 по 12 июня 2009 года в Православном центре Константинопольского Патриархата в Шамбези близ Женевы прошли заседания IV Всеправославного предсоборного совещания, созванного Святейшим Вселенским Патриархом Варфоломеем с согласия Предстоятелей Поместных Православных Церквей, выраженного в ходе Священного собрания Предстоятелей и представителей Поместных Православных Церквей 10—12 октября 2008 года на Фанаре и подтвержденного в ходе последовавшей переписки.

Труды совещания начались совершением Божественной литургии в праздник Пятидесятницы; они проходили под председательством представителя Вселенской Патриархии Высокопреосвященного митрополита Пергамского Иоанна и при содействии секретаря по подготовке Святого и Великого Собора Православной Церкви Высокопреосвященного митрополита Швейцарского Иеремии. В совещании приняли участие представители всех автокефальных Православных Церквей, получивших соответствующие приглашения от Святейшего Патриарха Вселенского Варфоломея.

Предстоятели Поместных Православных Церквей приветствовали участников совещания посредством посланий или через своих представителей. Члены совещания направили телеграммы всем Предстоятелям Поместных Церквей, испрашивая молитв и благословения на предстоящие труды.

Согласно пожеланию Предстоятелей и представителей Поместных Православных Церквей, изложенному в Послании участников упомянутой встречи на Фанаре в октябре 2008 года, темой IV Всеправославного предсоборного совещания стало обсуждение темы канонического обустройства православной диаспоры. Соответствующее решение о повестке дня было принято участниками совещания в начале их работы.

Совещание в духе братской любви и доверия рассмотрело документы, подготовленные на заседаниях Межправославной подготовительной комиссии, состоявшихся 10—17 ноября 1990 года и 7—13 ноября 1993 года, а также на конференции специалистов по каноническому праву, прошедшей 9—14 апреля 1995 года в Шамбези. В документы были внесены дополнения, уточнения и поправки, принятые на основе консенсуса.

Совещание признало общей волей всех Святых Православных Церквей решение проблемы канонического обустройства православной диаспоры на основе экклесиологии, канонической традиции и практики Православной Церкви. Совещание приняло решение о создании новых епископских собраний в ряде регионов мира для урегулирования положения диаспоры, то есть верующих, проживающих вне традиционных границ Поместных Православных Церквей. Председателями собраний являются первые из епископов Вселенского Патриархата в данном регионе, а в отсутствие таковых следующие согласно порядку Диптихов Церквей. Участниками этих собраний являются все канонические епископы, признанные всеми Православными Церквами и имеющие под своим окормлением общины в каждом из таких регионов. Деятельность епископского собрания направлена к выявлению и укреплению единства Православной Церкви, общему пастырскому служению православным жителям региона и их совместному свидетельству внешнему миру. Решения в епископском собрании будут приниматься на основе консенсуса Церквей, епископы которых представлены в нем.

Совещанием был также одобрен доработанный проект регламента, определяющего основы деятельности епископских собраний в православной диаспоре.

Оставшиеся вопросы повестки дня Святого и Великого Собора, а именно, способ провозглашения автокефалии и автономии, а также порядок диптихов будут рассмотрены на следующих заседаниях Межправославных подготовительных комиссий и представлены для одобрения следующим Всеправославным Предсоборным совещаниям.


Шамбези, Женева 12 июня 2009 года.


Председатель Совещания
† Митрополит Пергамский Иоанн

 




IV CONFÉRENCE PANORTHODOXE PRÉCONCILIAIRE
CENTRE ORTHODOXE DU PATRIARCAT ŒCUMÉNIQUE

Chambésy, 6-12 juin 2009

COMMUNIQUÉ

Sur invitation de Si Sainete le Patriarche œcuménique Bartholomaios, suite au consensus de leurs Béatitudes les Primats des très saintes Eglises orthodoxes locales, exprimé lors de leur Sommet tenu au Phanar du 10 au 12 octobre 2008, la IVe Conférence panorthodoxe préconciliaire s’est réunie au Centre orthodoxe du Patriarcat œcuménique à Chambésy, Genève, du 6 au 12 juin 2009.

Les travaux de la Conférence ont commencé par la concélébration panorthodoxe de la divine liturgie, le jour de la Pentecôte. Ils se sont déroulés sous la présidence de Son Eminence le métropolite Jean de Pergame, délégué du Patriarcat œcuménique, avec la contribution du Secrétaire pour la préparation du saint et grand Concile de l’Eglise orthodoxe, Son Eminence le métropolite Jérémie de Suisse. Aux travaux de la Conférence ont participé les délégués des Eglises orthodoxes autocéphales, sur invitation de Sa Sainteté le patriarche œcuménique Bartholomaios.

Les Primats des Eglises orthodoxes locales ont salué les participants à la Conférence par des messages envoyés ou transmis par leurs délégués. Les membres de la Conférence ont envoyé des lettres à tous les Primats des Eglises locales, en demandant leurs prières et leurs bénédictions pour l’accomplissement de leur tâche.

Conformément à la volonté des Primats et des délégués des Eglises orthodoxes locales exprimée dans le Message diffusé à l’issue de leur Réunion au Phanar (octobre 2008), la IVe Conférence panorthodoxe préconciliaire était chargée d’examiner la question de l’organisation canonique de la Diaspora orthodoxe. La Conférence a décidé de son ordre du jour lors de la séance inaugurale de ses travaux.

La Conférence a examiné les documents élaborés par la Commission interorthodoxe préparatoire, lors de ses deux réunions à Chambésy, c’est-à-dire celle du 10 au 17 novembre 1990 et celle du 7 au 13 novembre 1993, ainsi que le document élaboré par Congrès de canonistes réuni à Chambésy du 9 au 14 avril 1995. Ces documents, précisés, corrigés et complétés, ont été approuvés à l’unanimité. La Conférence a exprimé la volonté commune des Eglises orthodoxes de résoudre le problème de l’organisation canonique de la Diaspora orthodoxe, conformémement à l’ecclésiologie, à la tradition et la pratique canoniques de l’Eglise orthodoxe. La Conférence a décidé de créer de nouvelles Assemblées épiscopales dans certaines régions du monde pour régler la question de la Diaspora, c’est-à-dire des fidèles orthodoxes installés dans les régions situées en dehors des frontières traditionnelles des Eglises orthodoxes locales. Les premiers des évêques dans la région relevant du Patriarcat œcuménique sont présidents des Assemblées et, en leur absence, les évêques suivants conformément à l’ordre des Dyptiques des Eglises. Tous les évêques des Eglises orthodoxes qui exercent leur ministère pastoral au sein des communautés existantes dans chacune de ces régions sont membres de ces Assemblées. Les Assemblées épiscopales ont pour mission de manifester et de promouvoir l’unité de l’Eglise orthodoxe, d’exercer ensemble la diaconie pastorale des fidèles de la région et de rendre au monde leur témoignage commun. Les décisions des Assemblées épiscopales sont prises conformément au principe d’unanimité des Eglises représentées au sein de ces Assemblées par des évêques.

Après l’avoir amendé et complété, la Conférence a aussi approuvé le Projet de Règlement des Assemblées épiscopales définissant les principes fondamentaux d’organisation et de fonctionnement de celles-ci.

Les thèmes restants du saint et grand Concile, c’est-à-dire le mode de proclamer l’Autocéphalie et l’Autonomie, ainsi que l’ordre des Ditpyques, seront examinés par les prochaines réunions des Commissions interorthodoxes préparatoires et seront soumis pour approbation aux Conférences panorthodoxes préconciliaires suivantes.

Fait à Chambésy, le 12 juin 2009.

Le Président de la Conférence
† Jean de Pergame

 


IV CONFERENCIA PANORTODOXA PRECONCILIAR

CENTRO ORTODOXO DEL PATRIARCADO ECUMÉNICO

Chambésy, Ginebra – Suiza

 Junio 6 - 12, 2009

 

COMUNICADO

 

La 4ª Conferencia Panortodoxa Preconciliar convocada por Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé I, con el muto consentimiento de Sus Beatitudes los Primados de las Iglesias Ortodoxas locales, tal como fuera expresado durante el Sagrado Encuentro (Synaxis) en Fanar del 10 al 12 de octubre de 2008, se reunió en el Centro Ortodoxo del Patriarcado Ecuménico en Chambésy, Ginebra, Suiza, entre el 6 y el 12 de junio de 2009.

Las reuniones de la Conferencia que comenzó con la celebración de la Divina Liturgia Panortodoxa durante la fiesta de Pentecostés (domingo 7 de junio), fueron presididas por Su Eminencia Revda.  el Metropolita Juan de Pérgamo, con la asistencia del Secretario para la preparación del Sagrado y Gran Concilio (de la Iglesia Ortodoxa) Su Eminencia Reverendísima el Metropolita Jeremías de Suiza. A las reuniones asistieron representantes de todas las Iglesias Ortodoxas Autocéfalas, por invitación de Su Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé.

Los Primados de las Iglesias Ortodoxas locales transmitieron sus saludos a los participantes de la Conferencia a través de mensajes o por medio de sus representantes. Los miembros de la Conferencia enviaron telegramas a todos los Primados de las Iglesias locales, solicitando sus oraciones y bendiciones para la tarea a desarrollar.

El tema de la 4ª Conferencia Panortodoxa Preconciliar fue, en concordancia con la voluntad de los Primados y representantes de las Iglesias Ortodoxas locales y tal como fuera expresado en el Mensaje del Sagrado Encuentro (Synaxis) reunido en Fanar (en octubre de 2008), la discusión de la organización canónica de la Diáspora Ortodoxa. La relevante decisión relacionada con la agenda fue acordada por la Conferencia al inicio de sus sesiones.

La Conferencia examinó los textos preparados por el Comité Interortodoxo Preparatorio durante sus anteriores encuentros en Chambésy, a saber: a) del 10 al 17 de noviembre de 1990; y b) del 7 al 13 de noviembre de 1993; como también el documento de la Conferencia de Abogados Canónicos reunida en Chambésy del 9 al 14 de abril de 1995. Se llegó a un unánime acuerdo sobre estos textos, junto a relevantes aclaraciones, suplementos, correcciones y agregados. La Conferencia expresó el común deseo de todas las Iglesias Ortodoxas para hallar una solución al problema canónico de la Diáspora Ortodoxa, en concordancia con la eclesiología, tradición canónica y práctica de la Iglesia Ortodoxa. La Conferencia decidió establecer nuevas Conferencias Episcopales en ciertas regiones alrededor del mundo de manera de resolver el problema de la Diáspora, en particular para los fieles Ortodoxos que se establecieron fuera de los límites de las Iglesias Ortodoxas locales. Los Presidentes de las citadas Conferencias Episcopales serán los Primados del Patriarcado Ecuménico en esas regiones o, en su ausencia, el siguiente Primado de acuerdo al orden de los Dípticos de la Iglesia. Los miembros de las citadas Conferencias Episcopales incluirán a todos aquellos reconocidos por todas las Iglesias Ortodoxas como obispos canónicos, que encabecen las comunidades existentes en cada región. La misión de las Conferencias Episcopales será la proclamación y promoción de la unidad de la Iglesia Ortodoxa, el ministerio pastoral común a los fieles Ortodoxos de la región, como también su común testimonio al mundo. Las decisiones de las Conferencias Episcopales se tomarán sobre la base del principio de unanimidad de las Iglesias, que estarán representadas por sus obispos.

La Conferencia también aprobó – por medio de aclaraciones, correcciones y adiciones – el borrador del Reglamento sobre como funcionarán las Conferencias Episcopales, y los principios fundamentales de organización y operación.

Los restantes temas del Sagrado y Gran Sínodo (de la Iglesia Ortodoxa), es decir la manera de proclamar la Autocefalia y la Autonomía, como así también el orden de los Dípticos, serán examinados durante los siguientes encuentros de los Comités Preparatorios Interortodoxos y serán remitidos a la siguiente Conferencia Panortodoxa Preconciliar para su tratamiento.

 

En Chambésy, Ginebra, Suiza 12 de junio de 2009

El Presidente de la Conferencia

+Metropolita Juan de Pérgamo

 

(Traducido de la versión en inglés del Comunicado oficial, por Elías Crisóstomo Abramides)

 


MESSAGE OF THE PRIMATES OF THE ORTHODOX CHURCHES

 

In the name of the Father, and of the Son and of the Holy Spirit.

 

1. Through the Grace of God, the Primates and the Representatives of the local Orthodox Churches have gathered from 10-12 October, 2008, in the Phanar, at the invitation and under the presidency of the First among us, Ecumenical Patriarch Bartholomew, on the occasion of the proclamation of this year as the year of Saint Paul, Apostle to the Nations. We have deliberated in fraternal love on the issues that concern the Orthodox Church, and participating in the festivities of this occasion, we celebrated together the Holy Eucharist in the Most Sacred Patriarchal Church of the Ecumenical Throne, today, 12 October 2008, Sunday of the Holy Fathers of the 7th Ecumenical Council of Nicaea. During these days, we have been strengthened by the truth of the gifts of divine providence received by the Apostle to the Nations, which rendered him a superb "chosen vessel" (Acts 9:15) of God and a shining model of apostolic ministry for the body of the Church.

The entire Orthodox Church is honoring this Apostle during the current year of the Lord, promoting him as an example to its faithful for a contemporary witness of our faith to "those near and those afar" (Eph. 2:17).

2. The Orthodox Church, having the understanding of the authentic interpretation of the teaching of the Apostle to the Nations, in both peaceful and difficult times of its two-thousand year historical course, can and must promote to the contemporary world the teaching not only regarding the restoration in Christ of the unity of the entire human race, but also regarding the universality of His work of redemption, through which all the divisions of the world are overcome and the common nature of all human beings is affirmed.

Nevertheless, the faithful promotion of this message of redemption also presupposes overcoming the internal conflicts of the Orthodox Church through the surrendering of nationalistic, ethnic and ideological extremes of the past. For only in this way will the word of Orthodoxy have a necessary impact on the contemporary world.

3. Inspired by the teaching and the work of the Apostle Paul, we underscore first and foremost, the importance of the duty of Mission for the life of the Church, and in particular for the ministry of us all, in accordance with the final commandment of the Lord: "you will be my witnesses not only in Jerusalem, but throughout Judaea and Samaria, and to the uttermost parts of the earth" (Acts 1:8). The evangelization of God's people, but also of those who do not believe in Christ, constitutes the supreme duty of the Church. This duty must not be fulfilled in an aggressive manner, or by various forms of proselytism, but with love, humility and respect for the identity of each individual and the cultural particularity of each people. All Orthodox Churches must contribute to this missionary effort, respecting the canonical order.

4. The Church of Christ today fulfills it ministry in a rapidly developing world, which has now become interconnected through means of communication and the development of means of transportation and technology. At the same time however, the extent of alienation, divisions and conflicts is also increasing. Christians emphasize that the source of this condition is the alienation of man from God. No change in social structures or of rules of behavior suffices to heal this condition. The Church consistently points out that sin can only be conquered through the cooperation of God and humankind.

5. Under such circumstances, the contemporary witness of Orthodoxy for the ever-increasing problems of humanity and of the world becomes imperative, not only in order to point out their causes, but also in order to directly confront the tragic consequences that follow. The various nationalistic, ethnic, ideological and religious contrasts continuously nurture dangerous confusion, not only in regard to the unquestionable ontological unity of the human race, but also in regard to man's relationship to sacred creation. The sacredness of the human person is constrained to partial claims for the "individual", whereas his relationship toward the rest of sacred creation is subjected to his arbitrary use or abuse of it.

These divisions of the world introduce an unjust inequality in the participation of individuals, or even peoples in the goods of Creation; they deprive billions of people of basic goods and lead to the misery for the human person; they cause mass population migration, kindle nationalistic, religious and social discrimination and conflict, threatening traditional internal societal coherence. These consequences are still more abhorrent because they are inextricably linked with the destruction of the natural environment and the entire ecosystem.

6. Orthodox Christians share responsibility for the contemporary crisis of this planet with other people, whether they are people of faith or not, because they have tolerated and indiscriminately compromised on extreme human choices, without credibly challenging these choices with the word of faith. Therefore, they also have a major obligation to contribute to overcoming the divisions of the world.

The Christian teaching about the ontological unity between the human race and sacred creation, as expressed by the entire mystery of the redemptive work in Christ, constitutes the foundation for interpretation of man's relationship with God and the world.

7. Efforts to distance religion from societal life constitute the common tendency of many modern states. The principle of a secular state can be preserved; however, it is unacceptable to interpret this principle as a radical marginalization of religion from all spheres of public life.

8. The gap between rich and poor is growing dramatically due to the financial crisis, usually the result of manic profiteering by economic factors and corrupt financial activity, which, by lacking an anthropological dimension and sensitivity, does not ultimately serve the real needs of mankind. A viable economy is that which combines efficacy with justice and social solidarity.

9. With regard to the issue of the relationship of Christian faith to the natural sciences, the Orthodox Church has avoided pursuing ownership of developing scientific research and assuming a position on every scientific question. From the Orthodox viewpoint, freedom of research constitutes a God-given gift to humanity. While affirming this however, at the same time Orthodoxy underscores the dangers concealed in certain scientific achievements, the limits of scientific knowledge, and the existence of another "knowledge" that does not immediately fall with the scope of science. This other "knowledge" proves in many ways to be necessary for establishing the proper boundaries of freedom, and utilizing the fruits of science by the restraint of egocentrism and respect for the value of the human person.

10. The Orthodox Church believes that technological and economic progress should not lead to the destruction of the environment and the exhaustion of natural resources. Greed to satisfy material desires leads to the impoverishment of the human soul and the environment. We must not forget that the natural riches of the earth are not only man's property, but primarily God's creation: "The earth is the Lord's and the fullness thereof, the world and all who dwell therein" (Ps.23:1). We ought to remember that not only today's generation, but also future generations are entitled to have a right to the resources of nature, which the Creator has granted us.

11. In firmly supporting every peaceful effort for just solutions to conflicts that arise, we salute the position of the Churches of Russia and Georgia and their fraternal cooperation during the period of recent military conflict. In this way, the two Churches fulfilled the obligation to the ministry of reconciliation. We hope that their mutual ecclesiastical efforts will contribute to overcoming the tragic consequences of military operations and the swift reconcilement of the peoples.

12. In the ever-growing confusion of our times, the institution of family and marriage faces a crisis. In a spirit of understanding the new complex social condition, the Church is obliged to find ways to spiritually support and generally encourage the young and large families.

We turn our thoughts especially to the young people, in order to call them to actively participate both in the sacramental and sanctifying life, as well as in the missionary and social work of the Church, transferring their problems and their expectations to the Church, since they constitute not only its future, but also its present.

13. As Primates and the Representatives of the Most Holy Orthodox Churches, fully aware of the gravity of the aforementioned problems, and laboring to confront them directly as "servants of Christ and stewards of God's mysteries" (1 Cor. 4:1), we proclaim from this See of the First-throne among the Churches and we re-affirm:

i) our unswerving position and obligation to safeguard the unity of the Orthodox Church in "the faith once for all delivered to the saints" (Jude 3), the faith of our Fathers, in the common Divine Eucharist and in the faithful observance of the canonical system of Church governance by settling any problems that arise from time to time in relations among us with a spirit of love and peace.

ii) our desire for the swift healing of every canonical anomaly that has arisen from historical circumstances and pastoral requirements, such as in the so-called Orthodox Diaspora, with a view to overcoming every possible influence that is foreign to Orthodox ecclesiology. In this respect we welcome the proposal by the Ecumenical Patriarchate to convene Pan-orthodox Consultations within the coming year 2009 on this subject, as well as for the continuation of preparations for the Holy and Great Council. In accordance with the standing order and practice of the Pan-orthodox Consultations in Rhodes, it will invite all Autocephalous Churches.

iii) our desire to continue, despite any difficulties, the theological dialogues with other Christians, as well as the interreligious dialogues, especially with Judaism and Islam, given that dialogue constitutes the only way of solving differences among people, especially in a time like today, when every kind of division, including those in the name of religion, threaten people's peace and unity.

iv) our support for the initiatives by the Ecumenical Patriarchate, as well as by other Orthodox Churches, for the protection of the natural environment. Today's ecological crisis, which is due to both spiritual and ethical reasons, renders imperative the obligation of the Church to contribute through the spiritual means at her disposal, to the protection of God's creation from the consequences of human greed. In this regard, we reaffirm the designation of the 1st of September, the first day of the Ecclesiastical Year, as the day of special prayers for the protection of God' creation, and we support the introduction of the subject of the natural environment in the catechetical, homiletic, and general pastoral activity of our Churches, as this is already the case in some.

v) the decision to proceed with the necessary actions, in order to form an Inter-Orthodox Committee to study issues of bioethics, on which the world also awaits the position of Orthodoxy.

Addressing these things to the Orthodox people throughout the world and to the entire oikoumene, we pray "again and again" that peace, justice, and God's love may finally prevail in people's lives.

"Glory be to him whose power, working in us, can do infinitely more than we can ask or imagine, glory be to him in the Church and in Christ Jesus" (Eph. 3:20-21). Amen.

 

In the Phanar, 12 October 2008.

 

+ Bartholomew of Constantinople

+ Theodore of Alexandria

+ Ignatius of Antioch

+ Theophilos of Jerusalem

+ Alexey of Moscow

+ Amphilochios of Montenegro

(representing the Church of Serbia)

+ Laurentiu of Transylvania

(representing the Church of Romania)

+ Dometiyan of Vidin

(representing the Church of Bulgaria)

+ Gerasime of Zugdidi

(representing the Church of Georgia)

+ Chrysostomos of Cyprus

+ Ieronymos of Athens

+ Jeremiasz of Wrocław

(representing of the Church of Poland)

+ Anastasios of Tirana

+ Christopher of the Czech Lands and Slovakia